Colecho: los motivos por los cuales lo recomendamos
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Si les pasó como a nosotros, apenas nacieron sus hijos, a ustedes también les advirtieron de lo malo, peligroso y mal visto que está hacer colecho con ellos. Claro, dormir en la misma cama con tu pareja está perfecto. De hecho si no lo hacés, la gente se preguntaría si hay algún problema entre ustedes.
Pero sumar a los hijos a la cama matrimonial supone que definitivamente perdieron la cabeza.
Y es que para los que son nuevos en esto de la ma/paternidad o piensan criar a su hijo de una forma diferente, colechear con ellos tal vez no suena tan mal después de todo.
Cuándo fue que desapareció el colecho
Pensemos unos segundos en cómo vivía antes la gente, y cuando decimos antes nos referimos a millones de años atrás.
Sabemos que los primeros humanos vivían en cuevas y que ellos dormían todos juntos, ya sea que fuere para abrigarse del fío o protegerse de los animales salvajes. Ningún miembro de la familia dormía solo.
Entonces nos preguntamos: ¿en qué parte de la evolución humana cambió esto? ¿Cuándo fue que comenzamos a enviar a nuestros hijos a dormir solos a otro lugar para poder así “descansar mejor” todos?
Bien, no estamos seguros de cuándo fue que esto sucedió. Lo que sí sabemos es que para mucha gente, esto no estaría funcionando hoy. Lo que generalmente escuchamos de profesionales y familiares es que hay que “acostumbrar” a los niños a que duerman solos desde pequeños para que luego no “molesten” a mamá y papá en la cama matrimonial. Porque además después es muy difícil sacarlos de ahí.
El colecho desde el punto de vista de un adulto
Analicemos esto desde el punto de vista de un adulto. “Acostumbrar” no es lo mismo que enseñar, sino que es un sinónimo de adoctrinar. Es decir, hacer algo porque sí o porque otro lo indica. Desde nuestro punto de vista esto es comparable con lo que se hace con un animal.
Por ejemplo a los perros se los acostumbra/adoctrina para que realicen algo que queremos, como hacer sus necesidades afuera. Y “molestar”, bueno, sabemos que la intimidad de la pareja es algo muy importante. Pero también creemos que hay muchos otros lugares en la cama y horarios donde nuestros hijos no están para aprovechar la situación.
También sabemos que las camas no son eternas y estaremos más apretados. Pero siempre está la opción de colocar una cama extra, colchón o algo que ayude a extenderla.
El colecho desde el punto de vista de un niño
Analicémoslo ahora desde el punto de vista de un niño: “tengo que acostumbrarme a dormir solo desde pequeño para no molestar a mis padres”.
Ellos, que recién llegan al mundo después de estar gestándose por nueve meses dentro de la panza de su mamá. Salen del único entorno que conocen, de estar todos dobladitos y apretados, en agua y calentitos. Salen de comer cuando lo necesitan y a libre demanda para pasar a estar solos, en un lugar totalmente desconocido. Un lugar frío y demasiado amplio, sin los olores y ruidos a los que estaban “acostumbrados”.
Admitámoslo, suena bastante feo.
En nuestra experiencia, dormir abrazados en la misma cama con nuestros hijos, demostrándoles nuestro amor y dándoles seguridad, es una de las cosas más hermosas que nos ha pasado.
Además, luego de leer varios libros e investigar un poco encontramos que esto no sólo no es de locos, sino que además ofrece varios beneficios, tanto para el bebé como para la madre.
Los beneficios del colecho
- Favorece la instauración y mantenimiento de la lactancia materna y facilita las tomas nocturnas.
- Aumenta los episodios de sueño REM, lo que disminuye o corrige los episodios de apnea del sueño, peligrosos para el bebé.
- Ayuda a la regulación de la temperatura del bebé.
- Reduce el riesgo de que el bebé sufra hipoglucemia.
- Disminuye la frecuencia y duración del llanto del bebé.
- El bebé se duerme más fácilmente, lo que beneficia también el sueño de los padres.
- Sincroniza los ciclos de sueño de la madre y el bebé.
- Potencia el vínculo afectivo entre padres e hijos.
- Disminuye el riesgo de muerte súbita.
Las teorías partidarias afirman que el colecho favorece el bienestar del bebé, su desarrollo neuronal y la capacidad de respuestas adecuadas ante situaciones de estrés. También favorece el desarrollo de la autoestima del infante, y posterior autonomía personal.
De hecho, ciertos estudios realizados en este milenio demuestran que quienes experimentaron el colecho en su primera infancia, de adultos demostraron que poseían más autoestima, más autocontrol, seguridad en sí mismos, tolerancia al estrés, mayor nivel de optimismo y grado de felicidad.
Recomendaciones para un colecho seguro
Ahora, como padres responsables debemos tener en cuenta ciertas recomendaciones para realizar un Colecho Seguro con nuestros hijos:
- Acostar al bebé boca arriba.
- El colchón debe ser plano y firme. No se deben utilizar colchones de agua; tampoco debe utilizarse el sofá o las camas de dimensiones reducidas.
- Asegurase de que el bebé no pueda caerse de la cama, ni quedar atrapado en ningún hueco.
- Evitar el uso de almohadas, mantas con pelo, acolchados, cojines y/o peluches.
- No cubrir la cabeza del bebé.
- Evitar el sobrecalentamiento. Se desaconseja el uso de edredones y el exceso de temperatura ambiental en la habitación.
Cuándo no es seguro hacer colecho
Y finalmente, también debemos saber cuándo NO es seguro hacer colecho con nuestros hijos:
- No dormir en la misma cama si se es fumador y no fumar en la habitación en ningún momento.
- No compartir la cama con el bebé si se han consumido bebidas alcohólicas, drogas, somníferos y/o medicación que alteren el nivel de conciencia.
- No dormir en la misma cama si se padece alguna condición o enfermedad que disminuya el nivel de respuesta o ponga en riesgo al bebé, como obesidad mórbida, diabetes o epilepsia inestable.
- No compartir la cama si se está muy cansado o si alguno tiene fiebre.
Siempre decimos que una familia no es mejor que otra por las decisiones que toma en el cuidado de sus hijos, sino que cada una sabe qué es lo que mejor les resulta. Así que ya sea que estén a favor o en contra del colecho, si hoy están acá leyendo esto, es porque alguna vez les picó el bichito de la duda.
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