Crianza Natural: respetando desde el nacimiento
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Crianza Natural, ¿de qué se trata? ¿De qué hablamos cuando hacemos referencia a ello?
Muchas veces escuchamos a los padres primerizos decir: “yo pensaba que siempre iba a hacer A y cuando nació mi primer hijo terminé haciendo B”.
La sociedad, la cultura y el estilo de vida que llevamos nos hacen pensar y tener ciertas expectativas a la hora de criar a nuestros pequeños. Sin embargo, cuando un hijo nace, a veces todo lo que pensamos que íbamos a hacer, cambia.
Y si, es que pasa esto: no es lo mismo lo que uno piensa, a lo que a uno le nace.
¿Qué es la crianza natural?
La “crianza natural” es asociada y usada como sinónimo de la “crianza con apego”, sin embargo no es exactamente lo mismo.
Preguntémonos ¿qué es lo más natural en el ser humano? Bien, la antropología y la etología, además de la historia, pueden ayudarnos a responder a esta pregunta.
Recordemos primero quiénes somos: mamíferos primates con cerebro y capacidad de razonamiento. Como mamíferos, nuestro cuerpo desarrolla el alimento perfecto para nuestros hijos: la leche materna. Esta leche está perfectamente formulada para satisfacer las necesidades de nuestras crías.
La cría humana nace con muchas necesidades ya que no está diseñada para sobrevivir sola y necesita de sus padres/cuidadores los primeros años de vida. Además, nace inacabada, ya que los primeros dos años de vida tiene un gran crecimiento físico y sobre todo un extraordinario desarrollo mental y cerebral.
Habiendo recordado esto, ¿se imaginan algo diferente a criar en brazos, tener el sueño acompañado, dar pecho a libre demanda, responder inmediatamente al llanto u otro tipo de necesidad de nuestros pequeños?
La respuesta es la crianza natural
Cuando nuestros hijos nacen, necesitan constantemente estar en contacto con sus cuidadores, especialmente con su mamá. Necesitan estar en brazos y no es porque sean caprichosos, sino porque simplemente no se saben desplazar por sí solos.
Estar en contacto con su madre es necesario tanto por su salud física como emocional.
Cuántas veces escuchamos a los padres decir “mi hijo sólo quiere estar en brazos, lo pongo en la cuna y empieza a llorar”. ¡Si, exacto! Miles de años de evolución nos prepararon para saber que estando en otro lado, lejos de nuestros cuidadores, puede ser peligroso.
Dormir solos es lo más antinatural que hay. Esperar que un niño duerma de corrido toda la noche sin tener contacto alguno con sus cuidadores es como tirar una pelota al aire y esperar a que nunca caiga y toque el suelo. Es simplemente ilógico.
Sabemos que gracias a la fuerza de gravedad la pelota caerá y tocará el suelo. Bien, lo mismo pasa con los hijos. Sabemos que ellos llorarán solicitando tomar pecho, con necesidad de nuestro contacto y cuidado.
Nuestros hijos necesitan ser amamantados a libre demanda. Sí, libre demanda significa no estar mirando el reloj o colocando al niño 15 minutos en cada pecho, cada 3 horas. La leche materna es el alimento perfecto para el desarrollo óptimo inmunológico, mental y sensorial.
Comparándonos con otros animales, la duración de la lactancia humana varía entre los tres y los siete años (realizando un destete respetuoso).
De todo esto se trata la crianza natural.
El contacto físico permanente, el responder inmediatamente ante sus necesidades favorece su desarrollo emocional, su autoestima y sus capacidades sociales. Es así como un hijo aprende de su mamá todo lo que necesita en esta primera etapa y se siente más seguro si sus necesidades son atendidas.
Pensemos como mamíferos nuevamente. Son las crías mejor atendidas las que suelen estar más preparadas para sobrevivir y relacionarse con los demás.
Crianza Natural: Conclusión
Nuestros hijos, como cualquier otro mamífero, están diseñados para tomar pecho a demanda, dormir con sus cuidadores y estar en brazos todo el tiempo. Nunca, en ningún animal, el diseño y los instintos de la cría son perjudiciales para ella; preguntémonos entonces por qué ese instinto vital lo sería para el ser humano.
Siempre decimos que una familia no es mejor que otra por las decisiones que toma en el cuidado de sus hijos, sino que cada una sabe qué es lo que mejor les resulta.
Así que sea como fuere que quieran criar a sus hijos, si están acá leyendo esto, es porque alguna vez les picó el bichito de la duda.
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